sábado, 14 de agosto de 2010

Se ha marchado para no volver, el tren de la mañana llega ya sin él, es sólo un corazón con alma de metal, en esa niebla gris que envuelve la ciudad.
Su banco está vacío, él sigue en mí, le siento respirar, pienso que sigue aquí, ni la distancia enorme puede dividir dos corazones y un solo latir.
Quizá si aprietas fuerte contra tí la almohada y te echas a llorar, si tú no sabes cuanto mal te hará la soledad.
Miro en mi diario tu fotografía, la aprieto contra el pecho y me parece que estás aquí. No es nada fácil, la verdad, en clase ya no puedo más, y por las tardes es peor, no tengo ganas de estudiar, por tí, mi pensamiento va.
La soledad entre los dos, este silencio en mi interior, esa inquietud de ver pasar así la vida sin tu amor.

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