sábado, 24 de marzo de 2012

Muchas veces tenemos miedo. Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer.

Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no, cuando queremos decir que sí.

Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todo cuando deberíamos cerrar la boca ¿Por qué? Después de todo sólo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo. Entonces basta. Haz algo que nunca hiciste. Atrévete. Olvídate que te están mirando. Intenta la jugada imposible. Corre el riesgo. No te preocupes por ser aceptado.

No te conformes con ser uno más. Nadie te ata. Nadie te obliga. Sé tú mismo.

No tienes nada que perder y todo, todo, todo por ganar. Muchas veces creemos en el destino. Rezamos, esperamos que las cosas pasen y nos olvidamos de lo más importante. ¡Creer en nosotros mismos! Nos conformamos en vez de arriesgarnos.

Sin pensar que cada día que pasa nunca volverá. Nada está escrito. Nada está hecho.

Ni siquiera lo imposible. Todo depende de nuestra voluntad. De esa fuerza que nos sale de adentro. De decir "si puedo" a cada desafío. Tenemos el poder. Cuando estamos decididos. Cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, no hay obstáculo capaz de imponerse. Si queremos podemos llegar alto, hacer lo que sea...

Sólo hay que proponérselo. Si sueñas con ser el mejor del mundo. Si sueñas con los aplausos. Si sueñas con ganar campeonatos. ¡Despiértate! Dentro de ti hay 206 huesos y más de 700 músculos esperando. Sólo falta tu decisión. Tus ganas de jugar como nunca. Enfréntate a tu destino. No seas sólo un espectador. Pide la pelota y créete su dueño. Exígete más y más. Vive sin domingos. Corre cada día un poco más lejos.

Salta cada día un poco más alto. Conviértete en tu propio ídolo. Súmate a dar vuelta el marcador. Cuando no esperes nada de los demás. Cuando sientas que cada tanto depende de ti, se fortalecerá tu espíritu. Y poco a poco, las voces se convertirán en ovación. Tus respiros se llenarán de logros, y tu vida de sentido. Están los que usan siempre la misma ropa. Están los que llevan amuletos, los que hacen promesas, los que imploran mirando al cielo, los que creen en supersticiones. Y están los que siguen corriendo cuando le tiemblan las piernas. Los que siguen jugando cuando se les acaba el aire. Los que siguen luchando cuando todo parece perdido. Como si cada vez fuera la última. Convencidos que la vida misma es un desafío. Sufren pero no se quejan, porque saben que el dolor pasa. El sudor se seca. El cansancio termina. Pero hay algo que nunca desaparecerá, la satisfacción de haberlo logrado. En sus cuerpos corre la misma sangre. Lo que los hace diferentes es su espíritu. La determinación de alcanzar la cima. Una cima a la que no se llega superando a los demás. Sino superándose a uno mismo.

martes, 20 de marzo de 2012

La relación es siempre la misma. 1 a 1,618, una y otra vez. Los patrones de diseño matemático, están ocultos a la vista de todos. Solo hay que saber dónde mirar. 70.08.360.000 de personas, y solo unos pocos podemos ver las conexiones. Hoy enviaremos más de 300 mil millones de correos. 19 mil millones de mensajes de texto. Pero nos sentimos solos igual. La persona promedio les dirá 2.250 palabras a 7,4 personas. ¿Usarán esas palabras para lastimar o para sanar?

Hay un antiguo mito chino sobre el Hilo Rojo del Destino. Dice que los dioses nos ataron de un hilo rojo en los tobillos conectado a todas las personas que estamos destinados a tocar. El hilo puede estirarse o enredarse... pero jamás se romperá.

Me pregunto cómo se oiría una confesión de amor pronunciada desde sus labios.

Sí, puedo imaginarlo: conozco su voz, y cada expresión de su habla. Me hablaría aceleradamente, de modo atropellado como cuando está nerviosa. Y estaría parada frente a mi… Sí, puedo imaginarla. Una confesión como esa… ¿Qué color traería consigo? ¿Qué tan impactante sería la hilaridad que sentiría nacer desde mi pecho?

Esta tarde me llamó por teléfono. Se oía nerviosa tal como cuando algo grave le sucede. Tuve mucha curiosidad cuando dijo que tenía algo importante que decirme. Es que pasamos las últimas semanas sin hablarnos y nuestra última conversación se había semejado demasiado a una despedida.

Y aquí la tengo ahora, frente a mí. Tan hermosa. De acuerdo, ¡concéntrate! ¿Qué está diciendo? Ah. Es maravillosa. Simplemente maravillosa. Sus labios enjuician cuidadosamente el trazo de sus palabras; intenta manifestar con exactitud la férvida agitación del corazón. Yo la escucho, la contemplo desde el sofá. Ignoro la insinuación mañosa de sus ojos y continúo en silencio. De a ratos pierdo el hilo de la conversación, me distraigo. De a ratos distingo frases ociosas como “de veras” o “¿entendés?” que entorpecen el hermoso palabrerío.

Ahora hizo una pausa y me mira en silencio… Ojala prosiga pronto con el tema, realmente me estaba gustando escucharla en silencio. Sin embargo no lo hace. Ahora que me notó demasiado quedo, está como inquiriendo mi opinión con la mirada… Se me ocurre que quizás es el momento más oportuno de hacerle saber cuán loca me tiene. Tal vez… lo mejor es finalmente decidirme, demostrarle lo que no advierte. Sí, voy a acercarme. Voy a besar sus labios con locura. Demonios, demasiado tarde. Ha comenzado a hablar nuevamente. Esta vez agitando sus manos, más impaciente.

-

Un momento. ¿Acaso dijo que me ama? (Demonios, ¿me quedé dormida, estaré soñando?)

¡Y pensar que esta mañana no quería levantarme! Cuando abrí la ventana y mire el sol, solo vi al sol. Y abrí con mucho esfuerzo la reja de salida. Cielos, no puedo entender mi propio mal humor. Quiero decir, debí haber saltado de la cama, debí sonreír con enorme alegría al ver el sol, debí haber saltado la reja con energía: la vida es bella. Estar viva es simplemente lo mejor que me pudo haber pasado. De acuerdo, tal vez no… Pero ella lo es.

Sí. Me ama con locura, no ha dejado de decirlo desde que hizo esa pausa y el silencio descansó en la sala. ¡A que le parece extraña mi tranquila reacción! Es verdad, lo es. Pero ustedes no entienden. No la conocen. Ella es la única mujer que remoza mis días, mi cotidianeidad. Ha remozado mi vida. Quizás ahora entiendan que no puedo fiarme de lo que me muestran mis ojos, de lo que testifican mis oídos. No puedo arrojarme a sus brazos sin antes comprobar que no se trata de un sueño. Uno ilusorio y maravilloso. Uno muy vívido.

Casi es imposible designar algo tan real a la dimensión de los sueños. Pero… es la única explicación: he abandonado mi puesto, mi lugar en el sofá. Como un soldado que ha desertado. Transito por una especie de delirio somnoliento. Furor, éxtasis, felicidad. Seducciones ficticias de la mente, pero hermosas. Así la observo, la escucho ¿Cómo se oiría una confesión de amor pronunciada por sus labios? ¿Acaso tendría un color diferente a ésta? ¿Tendría un impacto diverso a la hilaridad que siento nacer desde mi pecho? Por supuesto que no. Es ésta la confesión más dulce de todas.

Me acuerdo de tus ojos brillando con más fuerza que el sol. De tu risa descontroladamente hermosa. Sería para volver al presente y sonreír recordando ese día con la misma prolongación de tiempo. Para ver tus ojos, que tienen aún el mismo brillo. O para oír tu risa, que ahora tiene un poco de la mía. Simplemente siento ganas de hacerte saber cuán grande es mi alegría de tener a alguien que entienda de qué se trata todo esto. Sos la única capaz de terminar una frase por mí, y a eso me refiero.

lunes, 12 de marzo de 2012

Te amo más que a nadie :)

Como dice el título, te amo más que a nadie aunque parezca o te digan que no. No me olvide de vos como decís, es solamente que creo que no te demuestro todo lo que te quiero porque te tengo. Pero a partir de ahora voy a ser más demostrativa con vos. Igualmente que no lo sea, no quita que no te ame. Gracias por todo lo que hiciste por mi desde chiquitita hasta ahora. Por cada “reto” que me dabas cuando me iba mal en el colegio, aunque yo sabía que lo decías por mi bien, y mira ahora donde estoy. Gracias por todo en serio, te debo la vida tanto a vos como a mamá y a papá. Y aunque no te llame mientras vos estás en la costa, no quiere decir que no te extrañe. Extraño los fines de semana con vos, así que cuando vuelvas te lo voy a decir jiji.


Solo te pido un abrazo más que me apriete mucho más que ayer
Solo te pido un consejo más que por siempre deba recordar
Solo te pido un enojo más para saber qué camino tomar
Solo te pido una sonrisa más para saber cómo sonreír de aquí en más

jueves, 8 de marzo de 2012

Medio siglo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Hilary: ¿Qué me dices de tu foto con aquella chica?

Victor: ¿Qué foto?

Hilary: La de tu apartamento.

Victor: Ah, Jane. En la universidad. Yo tuve una remisión y estábamos enamorados supongo, no lo sé. Enfermé y me dejó. Y ahora tú me dejas porque estoy curado.

Hilary: No, ya te lo he dicho, no quiero tu dinero.

Victor: Está bien, no habrá más dinero. Pero tengo que darte algo.

Hilary: Más clases de arte no por favor.

Victor: Está bien. Entonces solo tengo una cosa para darte: mi corazón. Te doy mi corazón. Antes no podía decirlo, no se puede decir eso a alguien cuando estás enfermo.

Hilary: Sí se puede.

Victor: Te quiero Hilary, no quiero que te vayas... No hace falta que digas nada, no importa.

Hilary: Pero tengo algo que decir. Quiero decirte que conozco la ternura que hay en ti, y que sé que me has cambiado. Y quisiera decirte gracias. No voy a dejarte.

Un perro no desea autos lujosos, casas grandes, ni ropa de diseñador, con una vara se sentirá feliz. A un perro no le importa si eres rico o pobre, astuto o torpe, listo o tonto, dale tu corazón y él te dará el suyo. ¿De cuánta gente puedes decir eso? ¿Cuánta gente puede hacerte sentir único, puro y especial? ¿Cuánta gente puede hacerte sentir extraordinario?

jueves, 1 de marzo de 2012


Sé libre para hacer lo que quieras