Los números
son constantes…
hasta que dejan de serlo.
Nuestra
incapacidad de influenciar el resultado es el gran nivelador. Hace que el mundo
sea más justo.
Las
computadoras generan números al azar en busca del sentido de las
probabilidades. Secuencias numéricas interminables sin patrón alguno. Pero
durante un cataclismo de nivel mundial, un tsunami, un terremoto, los atentados
11-S… estos números ya no son al azar.
Al
sincronizarse nuestra conciencia colectiva, también se sincronizan los números.
La ciencia no puede explicar el fenómeno, pero la religión sí. Se llama “plegaria”.
Es un pedido colectivo realizado al unísono. Una esperanza compartida.
Los
números son constantes… hasta que dejan de serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario