miércoles, 23 de mayo de 2012



Los números son constantes… hasta que dejan de serlo.
Nuestra incapacidad de influenciar el resultado es el gran nivelador. Hace que el mundo sea más justo.
Las computadoras generan números al azar en busca del sentido de las probabilidades. Secuencias numéricas interminables sin patrón alguno. Pero durante un cataclismo de nivel mundial, un tsunami, un terremoto, los atentados 11-S… estos números ya no son al azar.
Al sincronizarse nuestra conciencia colectiva, también se sincronizan los números. La ciencia no puede explicar el fenómeno, pero la religión sí. Se llama “plegaria”. Es un pedido colectivo realizado al unísono. Una esperanza compartida.
Los números son constantes… hasta que dejan de serlo.

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