sábado, 25 de agosto de 2012

Ayer a la noche tuve un momento de esos en los que te preguntas: "¿Para dónde está yendo mi vida?", "¿Estoy estudiando lo que de verdad me gusta?", "¿Quién soy?", "¿Soy esto que soy? ¿O simplemente estoy tapando algo que no quiero ser?", y demás preguntas.
Debo confesar que este año tengo un especie de confusión cada vez más grande. Todo empezó por febrero (en realidad antes, tipo septiembre), cuando conocí (o más bien empecé a hablar) con Romina. La conocí en la página de TJ, y después la agregué al Facebook. Al principio debo reconocer que pensé que no íbamos a hablar nunca, porque éramos de mundos completamente diferentes. Ella vive en Capital y yo acá (y no me quejo), y aparte no sabía de qué le podía hablar.
El tema fue que empezamos a hablar, al principio un poco cortado, un simple "hola, cómo estás" y nada más. A medida que iban pasando los días, empezamos a hablar cada día un poco más. Descubrí que teníamos muchas más cosas en común de las que yo pensaba (y sigo descubriendo lo mismo), ella me agregó al msn, pero preferimos seguir hablando por Facebook. 
Me hacía (y me hace) muy bien hablar con ella, hace que me olvide de muchas cosas y personas. Somos muy iguales en un montón de cosas, y eso me hace sentir bien, me hace saber siempre que puede que no estoy sola en lo que me está pasando, que ella está conmigo y que le pasa exactamente lo mismo.
Seguimos hablando, hasta que empezó a pasar algo (bueno por supuesto), pero que ninguna quiere reconocer, por mi parte es por miedo a lo desconocido, a saber qué hay más allá (y creo que a ella le pasa lo mismo). El tema es que indirecta va, indirecta viene, y ahora no veo la hora de volver a verla (que si todo sale bien, va a ser el fin de semana que viene)
Estoy muy contenta de haberla conocido, porque es de esas personas que pensas "estábamos destinadas a encontrarnos", ella me hizo cambiar mucho (para bien), me hizo olvidarme de otra chica (que si bien no me olvidé de ella completamente, ya casi ni la pienso)
Pero no termina todo acá. Más o menos en julio, Facundo me dijo que "le pasan cosas". A decir verdad, no supe cómo reaccionar a eso que me dijo, porque si bien a mi me gustaba hace un tiempo, ahora apareció Romina (y más personas) que hicieron que me olvide de querer estar con él. Pero pienso que es mi única oportunidad para tratar de cambiar algo que no quiero ser. Quedamos en hablar del tema, pero cuando él está conectado, yo no estoy, o viceversa.
Y ojalá todo terminara ahí, pero (para que mi confusión siga creciendo) a mitad de año, el 14 de agosto para ser más exacta, empecé la carrera de Psicología. El primer día me encontré con un chico con el que había hablado el día que había ido a firmar la libreta de Biología, pero no sabía cómo se llamaba así que no lo pude buscar en Facebook. El tema es que este chico es re bueno y todo, pero pienso que el piensa que (como tuvimos una forma un poco particular de conocernos) estamos destinados a estar juntos (como pareja digo). Es verdad que tenemos cosas en común, pero él está constantemente buscando cosas en común, o diciéndome cosas "lindas" (quizás hasta un poco cursis y pesadas), y yo no sé cómo decirle que no me pasa nada con él, aunque si sigue así, a mi se me empieza a hacer un poco incómodo estar con él. Todo el tiempo está buscando el momento para que estemos solos, y eso me molesta.
Para seguir haciendo más grande mi confusión, el primer miércoles (mi segundo día de cursada) tenía el práctico de Estadística y el práctico de Psicología. 
Al práctico de Estadística entré resignadísima pensando que iba a ser una vieja la que me iba a dar el práctico. Se hacen las 12:45, yo estaba sentada en la tercera fila, tercer banco, podía ver muy bien a quien iba a ser mi profesora (ya sabía que era profesora porque al lado del horario te dice el nombre  de cada profesor). Bueno el tema es que eran las 12:45, yo estaba muerta de hambre e intriga por saber quién era esa tal "Laura García Domench". Estaba mirando el pizarrón (en blanco por supuesto porque era la primer clase), y ahí la veo a ella. Una chica adulta (33 años), hermosa, alta, flaca, pelo lacio castaño, ese día no pude ver si era largo o no porque lo tenía atado en un rodete (que por cierto le quedaba hermoso). Ahí entró ella, con cara de ángel, una sonrisa hermosa. Se sentó y nos empezó a contar, dijo que se llamaba Laura García Domench, que vivía en La Plata hace dos años, y que está embarazada de dos o tres meses y medio (ya dijo que no se iba a ir). Nos contó un poco cómo iba a ser la materia, la forma de evaluar, nos dijo que ella era la que armaba los parciales. Y después empezamos la clase, en el transcurso de la clase, a veces se reía, y nadie se puede imaginar lo que a mi me pasaba  cuando ella se reía, porque se le achinaban los ojos, y es mucho más linda cuando se ríe (seria también lo es). Definitivamente es una persona a la que para mi gusto, no le queda bien el perfil de enojada. 
Si alguien pudiera ir a sus clases, les podría asegurar que cuando ella se ríe, inconscientemente se van a dar cuenta que se están riendo ustedes también, es que eso es lo que ella provoca, que te la quedes mirando con una enorme sonrisa en tus labios. De verdad que es muy linda. Y ahora no veo la hora de que lleguen los miércoles únicamente para verla. Porque puedo asegurar, que esas tres horas que la veo, me olvido de todo y todos, hasta de Romina y Facundo, de lo malo, de lo bueno, de que después de esa clase tengo otra, hasta de que no me gusta Estadística me olvido.
Igual, más allá de todo lo que dije, estoy completamente segura de que no me gusta, es decir, sí es muy linda, y me hace sentir todo lo que dije arriba, pero no me gusta.

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