Bendito el lugar y el motivo de estar ahí, bendita la coincidencia.
Bendito el reloj que nos puso puntual ahí, bendita sea tu presencia.
Benditos ojos que me esquivaban, simulaban desdén que me ignoraban y de repente sostienes la mirada.
Bendito Dios por encontrarnos en el camino, y de quitarme esta soledad de mi destino.
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