domingo, 24 de marzo de 2013
- Sé que apenas te conozco -me confesó-. Pero por alguna razón siento que puedo confiar en ti.
- Y puedes hacerlo.
- Debería haber contestado a tu pregunta. Sé que me la hiciste sin pensarlo. Te debo una respuesta. Lo siento. Tenía miedo de que si te lo decía te negarías a verme otra vez. Y todavía lo tengo. Miedo. De que no quieras volver a verme.
. Podía sentir el vuelco que había dado la conversación. Me devané los sesos tratando de recordar a qué pregunta se refería. Sentía que ella escrutaba mi perfil, de manera que giré la cabeza. Seguía teniendo esa costra en el labio inferior.
. Ah, conque era eso. Se refería a esa pregunta.
- Nada de lo que me digas me quitará las ganas de volver a verte.
- ¿Nada? ¿Me lo prometes?
- Bueno. a menos que te dediques a asesinar a la gente por diversión o hagas cosas por el estilo.
- Nunca he mata a nadie, no es eso -dijo María.
- En ese caso, sea lo que sea, seguiré queriendo volver a verte.
- ¿Me lo prometes?
. Sentí que el estómago se me encogía por un instante. Porque, bien mirado, podía tratarse de algo terrible.
- Te lo prometo -le dije de todas formas.
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