viernes, 23 de octubre de 2009

Ella vive conmigo en mi inconsciente.
Ella es dueña de mi pasado y mi presente. Su morada es mi falta de seguridad, y su comida mi ansiedad.
Ayúdame Freud.
Ella pisa cada uno de mis pasos. Bebe el vino junto a mí y del mismo vaso. Ella es la mujer perfecta que me construyó mamá, y esta jodiendo mi psicología.
Ayúdame Freud.
Será doctor que el chaleco de fuerza, aun sigue atando mi cordura. Que mis complejos aun no razgan su costura. O será que la mujer perfecta que me construyó mamá, es muy grande de estatura.
Será; doctor que pido mucho o que me conformo con poco. Que sigo cuerdo o estoy totalmente loco. O será que la vida no es otra cosa que un racimo de antojos.
Y la que paga los platos rotos siempre es ella.

La de a de veras, la que me cuida, la que me entibia mis noches de tanto frío. La que me espera, la que me aguanta, la enemiga del fantasma en mi cabeza.
Me la construyeron puritana e inteligente. Buena para la cocina y muy decente. Tan irreal que existiría solo en mi mente y nada más, pero insisto en compararla con ella.
Ayúdame Freud.
Si usa falda muy corta habrá un problema, pues la chica en mi cabeza es de otro esquema. Si se le ocurre una idea, habrá que ver que dice ella. Y se siente como la mierda.
Ayúdame Freud.
Será; doctor que esto me pasa sólo a mí, o a todo el mundo.
Y el doctor me contestó: "No hay quien se salve de este asunto".

No hay comentarios:

Publicar un comentario